martes, mayo 27, 2008

MUJERANTE II

Paint: Bacants, Jaume Carbonell

Por qué siempre tiene que ser una mujer

Por qué no un barco que se hunde

Un cambio que tropieza con el suelo

Por qué no una marejada de miedos que se atajan

Por qué no una tormenta en una habitación.

La muerte de un gato que se quiere.

O la desidia del mundo insoportable.

Por qué una mujer, y uno un perro, un cactus o una calle fría.

Por qué no el gran amigo, el abuelo o el tuerto que se aferra.

Por qué esa mujer eterna y deseable que se disfraza todo el tiempo.

Matrioshka que bebe aguas en los ríos.

Por qué la piel, tan lacerante. Por que la vista.

Por qué el deseo y su agonía.

¿Por qué una mujer y sus lacayas?.

¿Qué remedio de hechiceros cura el impulso de mirar a la medussa?

Por qué sus cantos internos, sus contraltos que escupen corrientes de flores en el vientre.

Por qué la oscuridad deliciosa que un muslo se pinta y repinta en movimientos.

Para qué la ropa, las divinas telas, los encajes, el brillo alucinógeno de un mechón que se estrella en la vista de repente, la vanidad ligera de las manos, el sesgo tirano de la yugular, el tenebroso y suicida techo de la oreja, el arco guerrero de una ceja.

Para qué la muerte, si en una mujer la muerte ronda todo el tiempo.

Gato de mil vidas, mi condena es suicidarme todo el tiempo.